domingo, 24 de mayo de 2009

LAS MIRADAS... ESAS MIRADAS...

Un año después de sus últimas presentaciones en el Principado, Elena Pendás retorna con una colección renovada, en la que podemos observar el crecimiento de su ecosistema creativo dentro del Pop Modernista, esa alternativa que ella ha creado y le ha dado fama dentro del Pop español actual.

El salón se convierte, una vez más, en un escenario donde Elena se recrea con sus fantasías, sus fabulaciones, toda esa imaginería cromática que la singulariza. Nos sorprende, eso si, acentuando la importancia significativa de las miradas. Las miradas que han sido siempre uno de los soportes más expresivos de su creatividad. Miradas que han contagiado desde la tristeza o la angustia, hasta la alegría, la seducción, el deseo, la fiesta…todo un mapa de emociones que el espectador recorre entre la intriga y la simpatía, en una complicidad de afinidades…

También, como en todas las muestras, la obra de Elena no se repite. Cada cuadro está vinculado a la autora, pero el conjunto es celibataire, las piezas son únicas, solteras, diferenciadas. Cada cuadro tiene una historia, y una intención singular que se distancia de todo discurso unívoco. Incluso lo que hasta sus anteriores presentaciones se podría calificar como de asombrosa o desbordante fantasía, sigue siendo así de excepcional, de lúdica, pero ahora nos agrega señales de una intimidad más honda, conceptualmente más profunda, más elaborada. Un indicio claro de que estamos asistiendo a una madurez estética apreciable.

Sus ejercicios nuevos, esos ojos espectaculares que nos observan y se observan hacia dentro, nos indican que Elena mira y se mira. Esos grandes ojos, esas miradas especulativas y misteriosas, son piezas seminales de una etapa que comienza, y que nos confirma de que su lenguaje plástico se amplia. La nueva vehiculación formal y conceptual que su fantasía concentra en las miradas de ida y vuelta, nos hace pensar que entramos en un período autoral diferente, con interrogantes inventivos…

Y, finalmente, no hay que olvidar, en esta nueva exposición, el dinamismo vital de varios cuadros que estrenan su presencia. Nos referimos al extraordinario Pop (El tamaño no importa), así como al brillante y narrativo (Pequeño capricho) , y a los nuevos desnudos que tactilizan la muestra (Tiempo de silencio). Con ellos se completa una colección brillante, divertida, de enorme fuerza cromática. Una fiesta visual en el verano del 2009.




MANUEL ALVAREZ PRIETO
Escritor- Crítico de Arte
Lugo, 2009