RATZINGER-HABERMAS Y DON MIGUEL EN TERAMO
Es muy probable que si quisiéramos explicar la relación
entre la estructura social y los mitos recurriendo al famoso debate
Ratzinger-Habermas el resultado sería
casi nulo. La exigencia intelectual fría, aunque fuera brillante, no aportaría
gran cosa en el campo extensivo de la comunicación. Pero la idea es positiva si podemos
trasladarla al ámbito de la vida sencilla, de la realidad de los paseos que hoy
hacemos al salir de nuestro barrio, de nuestro país.
Hace pocos días anduvimos dando vueltas por la Italia que
apreciamos, y una de ellas, preferente, es la del Adriático central, el de los
Abruzzos, el de Teramo, Tortoreto, Giulianova, para nosotros el ombligo de la
cultura que se juntó en la vieja bota mediterránea antes de llegar a Roma, la
protohistoria de la cultura occidental que se acabó difundiendo desde el
Tirreno a la Patagonia y California.
Y fue ahí donde supimos que, finalmente, la Pizza ha sido
propuesta como Patrimonio de la Humanidad, algo que ya creíamos instituído pero
que se supone se alcanzará en el 2017. Magno reconocimiento para una obra que
ha superado la simplicidad de una comida popular que en algunos lugares del
mundo es algo lindante con las religiones. Italia es la madre pero en Buenos
Aires es un mito, un ritual inevitable para todos los porteños, una contraseña
de identidad.
Y fue en Teramo donde comprobamos la magnitud del ritual de
la pizza reuniendo a todas las franjas sociales en una de las pizzerías míticas
para todos los Erasmus. Mientras conocíamos
la noticia de la propuesta como Patrimonio de la Humanidad en la pizzería de
Don Miguel Lecce en la Plaza Garibaldi nos sorprendíamos viendo como compartían
allí las pizzas de Don Miguel desde los
jerarcas políticos a los barones de la banca y hasta el mismísimo señor Obispo
de Teramo junto a nosotros y a todos los que llenaban el espacio.
Nos sentimos como si estuviéramos en un domingo de catedral
o Piazza del Popolo. Un foro solo comprensible
por esa Pizza unificadora y un artífice tan vital como Don Miguel Lecce
y sus hijos. Un ejemplo de la
importancia del mito que se ritualiza gracias a un maestro y una comida tan
popular como gustosa.
Creemos, estamos convencidos que la Pizza unifica a toda la
Italia tanto o más que Garibaldi y que reúne sentimientos compartidos más allá
de la masa y el tomate o la mozzarella.
En Teramo la vimos ritualizada
por ese magister Don Miguel, como sucede en Buenos Aires con Las Cuartetas o en Nápoles por las
antiguos maestros. ¿Maestros o sacerdotes?