jueves, 14 de febrero de 2008

LA MEMORIA Y EL TIEMPO

Nota para la exposición de Juan Prada en el 2008 en el Hotel Méndez Nuñez de Lugo


Hace más de quince años que titulé una nota sobre la obra de Prada como “El arte con vocación de memoria”. Aún hoy podría defender la misma idea, en iguales términos, casi agradeciendo el hallazgo circunstancial de las palabras justas, adecuadas a lo que pensaba…y sigo pensando. Sus cuadros ya forman parte del patrimonio de miles de coleccionistas que guardan las marinas y los espacios urbanos umbilicados en sus recuerdos, como una señal, un guiño, una cierta sonrisa, una visita a la biografía sentimental de cada uno…

El desafío de la pintura de Prada, uno de los desafíos, radica en esa transmisión de espacios y tiempos que nos pertenecen a todos los que hemos vivido esos rincones, esas calles, esos momentos que nos identifican, “ perfiles y rincones de un mundo asumido sin reproches ni disidencias contraculturales, con aceptación placentera, a veces gozosa”, tal como decíamos en el 92, y lo repetimos convencidos. Son espacios de color que ya integramos a Lugo como algo tan normal como una esquina, un amigo, una tasca…

Pero nos equivocaríamos si pensáramos que toda la obra de Prada es solo esa complicidad sentimental. Desde la evidencia descriptiva al neofauvismo, al expresionismo figurativo o el realismo fotográfico, Prada ha experimentado de manera permanente en todos sus cuadros, en todas esas unidades cromáticas en que se reconoce su autoría. Nunca ha perdido de vista la búsqueda de lo esencial en su discurso, el rastreo de las nuevas vías expresivas, los cambios conceptuales en su realismo descriptivo, la exploración, el estudio, la aventura…


Es así como llegamos a esta nueva exposición anual de su obra, en el Mendez Nuñez 2008, y nos encontramos con una muestra que supera con amplitud todas las anteriores presentaciones del autor. Un salón cargado de variantes formales, de giros cromáticos novedosos, de nuevas miradas hacia la ciudad, de experimentaciones matéricas, y, fundamentalmente, un aviso de irrupción creativa como nueva etapa en el territorio del ingenio.

Si hablábamos al principio de “el arte con vocación de memoria”, es en esta nueva etapa de Prada cuando empezamos a ver la culminación de un proceso creativo y vivencial, en el cuadro pívot de esta exposición. Construído en términos geométrico objetuales, en un puzzle de tiempos ensamblados, con elementos diversos, collage, assemblage, combine painting…es un documento plástico que resume lo que calificaríamos de romance entre el pintor y su ciudad…Una ópera cuyo texto es la memoria y su elaboración el arte…

MANUEL ALVAREZ PRIETO
Escritor y crítico de Arte – Lugo, febrero 2008

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