domingo, 24 de mayo de 2009

LUGO, ESA CIUDAD

LAS ENTRAÑABLES REALIDADES DE UN GRAN MOSAICO

Primavera del 2009, viernes 27 de marzo, sala Almirante, Hotel Mendez Nuñez. Un año más y van…casi cuarenta. Prada presenta su muestra anual en Lugo y, para las agendas de quienes siguen el arte, esta es una cita ineludible.

La nueva propuesta de Prada en esta exposición que abre la primavera de la ciudad, no es extremadamente diferente de sus anteriores muestras anuales. La escritura que practica sigue siendo una forma de sensibilidad en acción, donde el cuadro se convierte en una unidad cromática para reflexionar sobre un territorio que creemos conocido, aunque nunca lo conozcamos, pues todos tenemos retazos de la realidad, nunca toda la realidad… En este caso, Prada nos mete nuevamente en ese mosaico de realidades parciales que han ido componiendo su Lugo, el Lugo que actualmente está integrado a la vida familiar de tantos lugueses amantes de su ciudad, y del arte.

El juego creativo del autor en este salón de primavera, nos introduce en un espacio donde los senderos se bifurcan entre la ciudad real y la ciudad imaginada, para luego multiplicarse y hasta entrecruzarse…todo ello protagonizado por las rúas, las tascas, las Murallas, las torres de las catedrales, las esquinas, los rincones…una diversidad cierta o mítica que nos deja la fantasía abierta, así como los interrogantes, las preguntas, las complicidades de quienes habitamos un lugar tan cargado de tiempo e historia…

La exposición sale de esos dos itinerarios que se distancian y cruzan: los de las evidencias descriptivas y los de la imaginería de los mitos. Las variantes de juego se entremezclan y saltan, cambiando no solo de mirada, también de materiales cromáticos, de elementos fundacionales de cada cuadro. Técnicas mixtas, acuarelas, acrílicos se suceden para presentarnos un espectáculo de color que nos ilumina con sus contrastes entre las mismidades visuales y las fabulaciones creativas.

A ello se suman algunos cuadros que escapan a ese eje central de la muestra, sin renunciar al divertimento de color y fantasía. Un ejemplo son los dos cuadros Pop de pulperías enxebres, y algunos retratos de la intimidad afectiva. Lugar aparte para “Un salto al vacío”, un alarde de naturalismo, pariente del nuevo realismo, donde la carnalidad se hace casi táctil.

Resumiendo: estamos ante una Muestra heterogénea, nada unívoca, sin rutas convencionales o marcadas. El pintor nos recuerda aquel célebre cazador de la obra del filósofo Martin Heidegger. Y como Croce o Eco, nos deja libres en el bosque de su obra.

MANUEL ALVAREZ PRIETO
Escritor-Crítico de Arte

Lugo, marzo 2009